Mancini empieza a dar con la tecla. Italia deja matices que dan a pensar en una idea de juego más definida. El técnico de Iesa tiene un once inicial claro, al cual se le ha dado continuidad en los dos últimos partidos y ha logrado sumar una victoria después de cinco meses ante Polonia, con un gol que tiene copyright, en el minuto 90. Todo muy italiano.

El cambio de la azzurra ha sido drástico dentro del 1-4-3-3, con un centro del campo totalmente creativo, con Jorginho y Verratti, como hombres fuertes llamados a liderarlo, y Nicolò Barella, la gran sorpresa, siendo a sus 21 años un jugador con mucho carácter, personalidad en el campo y capacidad de liderazgo. No en vano es el capitán del Cagliari a su corta edad.

En ataque ahora se explota el talento, con una línea de tres formada por Chiesa y Bernardeschi desde las bandas, con Insigne como referente, siguiendo así el experimento de Ancelotti. Italia ahora es más móvil, hay juego entre líneas, hay extremos a pierna cambiada que habilitan la llegada de laterales profundos con muchas ventajas, Insigne arrastra rivales, genera espacios y también estira al equipo, toca menos balones pero es más peligroso. Italia tuvo el 63% de la posesión frente a Polonia, y disparó 18 veces. Sin embargo solo cinco fueron a puerta, y eso es un problema.

Italia ahora es más móvil, hay juego entre líneas, hay extremos a pierna cambiada que habilitan la llegada de laterales profundos con muchas ventajas, Insigne arrastra rivales, genera espacios y también estira al equipo, toca menos balones pero es más peligroso

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Se intentó marcar desde todas las direcciones, y es que el juego de Italia fue una secuencia de habilitaciones para que se generen ocasiones en el área y fuera de ella, pero la efectividad fue casi nula. Italia no tiene un referente claro, Insigne de hecho es uno de los jugadores que más disparos realiza por partido en toda la Serie A. Sin embargo, su porcentaje de efectividad es muy bajo, pero su trabajo para el equipo es incalculable. Bernardeschi y Chiesa atacan los palos e incluso merodean el área, pero no tienen la capacidad de remate y olfato que puede tener un “9”.

Se intentó marcar desde todas las direcciones, y es que el juego de Italia fue una secuencia de habilitaciones para que se generen ocasiones en el área y fuera de ella, pero la efectividad fue casi nula

El problema es que Zaza, Belotti o Lasagna no son jugadores asociativos ni están en el contexto que demanda esta Italia. Pueden ser más una alternativa que un primer plan. Immobile en cierto modo sí cumple con estas características de toque, de abrirse a bandas y recibir más abajo, pero su momento de forma no invita, por ahora, a que pueda desbancar a Lorenzo Insigne de la posición de nueve, donde está siendo tan productivo.

Mancini tiene un mes para pensar, antes de medirse a Portugal, como solventar un problema que a la larga puede darles tantos dolores de cabeza. Al menos, por ahora ha conseguido encontrar un sistema fiable.

Fuente imagen principal: Getty Images / Marco Bertorello.