Kevin Lasagna acumula ya 73 partidos en Serie A, casi los mismos que en Serie B (72) a sus 26 años, y esto ya nos habla de su carrera, llena de desamores y rechazos, pese a su visible talento desde sus inicios en categorías inferiores. Esta es la historia del hombre que asistió a Biraghi para que Italia volviese a ganar cinco meses después.
Sus inicios no fueron fáciles. Él siempre quiso jugar y no siempre fue así, por ello llegó incluso a renunciar al filial del Chievo, donde apenas tenía participación. Quiso volver a su Suzzara natal. Sin embargo, cuando llega un chico procedente de una cantera de élite, todos esperan que sea el líder del equipo y toda la presión cae sobre él. Lasagna demostró enseguida su determinación, concentración en el juego y una velocidad que le permitía correr por una banda izquierda que, para él, parecía menos larga que para los otros chicos.
Lasagna fue creciendo físicamente y abandonó su posición inicial de lateral izquierdo para jugar como extremo. Empezó a jugar dos partidos, uno con los cadetes en categoría regional y otro con los juveniles en categoría nacional. No obstante, al final la relación, de nuevo, se separó cuando todo empezaba a mejorar: el Suzzara quebró.
Lasagna fue creciendo físicamente y abandonó su posición inicial de lateral izquierdo para jugar como extremo. Empezó a jugar dos partidos, uno con los cadetes en categoría regional y otro con los juveniles en categoría nacional
Su siguiente destino fue el S. Pio XS, un club de Mantua cercano a su localidad donde jugaban algunos amigos suyos. Era categoría regional, pero además de demostrar un gran crecimiento táctico y físico, empezaba a anotar goles, algo que llamó la atención de la Governolese.
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A base de esos goles, algo más de músculo y ya como delantero centro, Lasagna empieza a destacar dentro de un club que. pese a su pequeña dimensión. tiene una afición muy ferviente. La Lumezzane, de Serie D, le observa muy detenidamente y a pesar de que querían ficharle, finamente por acuerdos entre clubes, se ven obligados a traer tres jugadores de la Lazio cedidos. Otro revés que, sin embargo, no tumbó a Lasagna, que ese mismo verano tuvo una lesión en la rodilla que lo mantuvo un tiempo alejado del fútbol. El Cerea (localidad cercana a Verona) le permite llegar a la Serie D. Por fin. No le importa si el sueldo de 200 euros mensuales no cubre ni siquiera los gastos de gasolina, ahora tiene la oportunidad de hacerse un hueco en el camino al profesionalismo.
Pero de nuevo llegan momentos duros. Lasagna tiene muy poco protagonismo e incluso se rumorea que los padres del propio jugador habían pagado al club para que pudiera ingresar en él. En ese momento existe la posibilidad de volver a la Governolese, una opción que despierta sus fantasmas del pasado, cuando abandonó Verona. Sin embargo, a partir de enero, con un nuevo entrenador, Lasagna anota ocho goles en 16 partidos y llega el Virtus Verona, el tercer equipo de Verona, que supone el segundo paso para la élite, pese a seguir en Serie D. De nuevo, las promesas que el club le había hecho no se cumplieron, el Cerea pedía demasiado dinero por su pase, y aunque había hecho la pre-temporada con ellos, no se completó la transferencia.
Lo curioso es que en la 2013/14, Lasagna sigue sin una marca comercial que le ampare y sigue comprando las zapatillas en la misma tienda de siempre, desde que tenía 7 años, admitiendo que sin ese modelo en concreto no podía jugar
Esa campaña aparece el Este. Lo curioso es que en la 2013/14, Lasagna sigue sin una marca comercial que le ampare y sigue comprando las zapatillas en la misma tienda de siempre, desde que tenía siete años, admitiendo que sin ese modelo en concreto no podía jugar. Su madre, quien si no, le consigue el modelo de siempre y se lo lleva a Este, donde logra marcar con ellas el día siguiente dos goles.
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Esa temporada logra anotar 22 goles y se consagra como una promesa y una sensación en Serie D. Giuntoli, actual director deportivo del Napoli, entonces en el Carpi, pone sus ojos en Lasagna y se lo lleva con él, a Serie B. El fichaje le lleva a firmar por Nike, algo que deja atrás su tienda en Mantua, a la vez que su niñez. Lasagna ya es todo un bomber. Pero cuando llega a Carpi, se encuentra con un cambio radical. El salto y la exigencia de competición son muy altas y el esfuerzo le hace vomitar tras los entrenamientos de pre-temporada. No obstante, es el único de los once chicos a prueba que acaba en el primer equipo.
Con el club modenés logra el ascenso a Serie A y también conoce el amargo sabor del descenso la campaña siguiente. Sin embargo, llega Udinese en invierno para rescatarlo y llevarlo de nuevo a la élite para convertirlo en su bomber personal. La pasada campaña, su primera en el club, fue uno de los protagonistas gracias a sus goles, anotando doce. Dentro de una situación por momentos angustiosa, sus cinco tantos cinco jornadas seguidas fueron clave.
A sus 26 años, da la impresión de ser el clásico delantero italiano de explosión tardía, pero que cada vez ha ido sumando más flechas a su arco
A sus 26 años, da la impresión de ser el clásico delantero italiano de explosión tardía, pero que cada vez ha ido sumando más flechas a su arco, siendo ahora un delantero veloz que técnicamente protege muy bien el balón y, además de marcar, sabe asistir.
Una carrera muy convulsa, llena de altibajos. Hace apenas unos años estaba en Serie D. y ahora es internacional con su selección. Esta es la historia de un luchador: Kevin Lasagna.
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