Skriniar, el muro de Spalletti

Spalletti lo tenía claro al llegar a Milán. Lo importante era armar una buena defensa, empezar por la base, ya que, de hecho, el Inter no contaba con mal material. El Inter había fichado bien en anteriores temporadas, y en líneas generales contaba con una buena plantilla, pese a sus inexplicables declives. Todo lo que el técnico toscano había traído eran matices para su juego.

Fue entonces cuando tocó buscar un central fiable, joven y que pudiera crecer junto al veterano y curtidísimo Miranda. La Sampdoria de Giampaolo, amigo de Spalletti, contaba con un espigado central eslovaco de 22 años que había disputado el europeo sub21 dejando unas fantásticas sensaciones. Su nombre, Milan Skriniar. No era un desconocido en Italia, puesto que había sido titular indiscutible en el cuadro genovés durante todo el año.

Milan Skriniar no era un desconocido en Italia cuando fichó por el Inter, puesto que había sido titular indiscutible en el cuadro genovés durante todo el año

Durante el encuentro que tuvieron los dos técnicos, Spalletti le preguntó sobre el carácter del jugador. El técnico, más allá del nivel del jugador, quería conocer el lado humano del futbolista. Entiende que una reconstrucción requiere del compromiso de todos y los jugadores son los grandes protagonistas sobre el verde, cuando la táctica pasa a un segundo plano para hacer un ejercicio de oficio y sacar los partidos adelante. Los informes fueron muy positivos.

Las primeras sensaciones fueron buenas. El eslovaco se hizo con un puesto como titular nada más llegar al club demostrando que una entidad como el Inter no le venía grande. Al chaval no le tiembla el pulso, tiene carácter y un saber estar impropio para su edad.

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En su ya segunda temporada en el club, se puede decir que es una realidad más que latente. Ha vivido momentos de todo tipo en una primera campaña llena de situaciones absolutamente adversas y contradictorias, desde estar ocho jornadas seguidas sin ganar, hasta clasificarse para la Champions en la última jornada. Sin embargo, fue siempre de lo más regular del equipo, cometiendo pocos fallos, concentrado en el juego y líder por momentos de un equipo roto, sin argumentos de juego.

Fue siempre de lo más regular del equipo, cometiendo pocos fallos, concentrado en el juego y líder por momentos de un equipo roto, sin argumentos de juego.

Hay que decir que Skriniar es poco estético con el balón. No es un jugador elegante, más bien tosco, pero sí saneado con el balón, más de lo que aparenta. Posee la sangre fría y la tranquilidad para ser él quien inicie jugada, con una capacidad para romper líneas rivales muy valiosa para su equipo, sobre todo cuando les presionan en bloque alto.

Con casi 1,90 metros de altura es un seguro de vida por alto en su área y un dolor de cabeza en la del rival. Un bulldozer infranqueable. A día de hoy con una confianza en sí mismo tremenda, que crece partido a partido y toma galones en una zaga muy arropada por los laterales. Y es que Skriniar es un central muy intuitivo en la anticipación, contundente al cruce, con un robo de balón muy limpio en el 1vs1, atento a las coberturas y bien posicionado, además de tener una zancada que le hace ser más rápido de lo que sus centímetros podrían dar a pensar.

Con casi 1,90 metros de altura es un seguro de vida por alto en su área y un dolor de cabeza en la del rival

Es a día de hoy, el jugador franquicia del club, por detrás de Icardi. Recientemente se ha comparado con Hamsik -su ídolo- a la hora de jurar amor eterno al club neroazzurro. El último hombre, que con el permiso de Handanovic, cuida del castillo de Spalletti.

Fuente imagen principal: Paolo Bruno / Getty Images.

 

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