Llegó el momento cumbre, llegaron las instancias definitorias, las que de verdad lo son. En numerosas ocasiones durante el transcurso de una temporada se cataloga X partido como una final, como un encuentro prácticamente determinante y sin vuelta atrás. La realidad es que la mayoría de ellos apenas son para poder llegar a este, al último, pudiendo cumplir tu objetivo. Poquísimos (o ningún) partido se presenta en un fin de semana con tantas cosas en juego, con tal grado de importancia. Por un simple motivo: el medio plazo de ambos proyectos dependen única y exclusivamente del resultado que se de mañana.
El Inter por su parte, tras una temporada inestable tanto social como futbolísticamente, la cual empezó con buenas sensaciones hasta el mes de diciembre, cuando el equipo se cayó por tramos y empezó a entrar en un bucle catastrofista sin solución, vio durante muchos meses como la Liga de Campeones era una realidad prácticamente conseguida, el colchón de puntos lo hacía pensar y el sinfín de tropiezos de sus perseguidores tampoco era halagüeño, pero la única realidad es que el conjunto dirigido por Luciano Spalletti llega a la última jornada de Serie A con la obligación irremediable de ganar para asegurarse una plaza de acceso a la máxima competición de clubes (dejando orgullo y sentimiento de lado, factor vital para construir unas bases sólidas de cara al futuro, ya sea de cara al mercado o para la necesidad económica del club, además de la nostalgia para rememorar viejos laureles). El Empoli, por su parte, sumergido en una dinámica increíblemente positiva tras encadenar tres victorias consecutivas justo cuando el equipo parecía desahuciado, intentará dar la machada en el Meazza y confirmar una de las salvaciones más inverosímiles de la historia.
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Como es de esperar, se intuyen los onces de gala en ambos combinados, el Inter por su parte saldrá con la ya inamovible zaga de cuatro formada por D’Ambrosio, de Vrij, Skriniar y Asamoah, mientras por delante muy posiblemente Vecino acompañará a Brozovic, fijo en la base del equipo. Las llaves del juego exterior serán para los de siempre, Perisic y Politano y, en la zona central y más avanzada, es donde reside la mayor duda: ante la vital necesidad para ganar el choque ante un rival que muy posiblemente se hunda en su área, juntar a Lautaro e Icardi sería una alternativa ideal. Veremos si Spalletti es capaz en el partido más importante del año de asumir dicho ‘riesgo’.
En el Empoli, la línea de tres centrales con dos carrileros es indiscutible (atención a Di Lorenzo, enorme futbolista sumergido en un estado de forma pletórico), mientras Bennacer dirige ataques desde la base, con los interiores empujando hacia adelante para dejarle espacio y tiempo para orientar. La titularidad o no del joven Ahmed Traore dependerá del plan de partido que proponga Andreazzoli: si se imagina un escenario en el cual pueda prescindir hasta cierto punto de alguien diferencial en el apartado defensivo para introducir a un Traore que, pese a ser interior, tiende mucho a caer por el perfil zurdo y juntarse con las proyecciones del carrilero, será una buena opción, pues su capacidad para transportar ataques y ser escurridizo es categórica. Los apoyos y la astucia de Caputo dentro del área, en acciones al primer palo y remates al primer toque, también serán un factor determinante.
Enfrentamiento con incontables focos de atención, no tanto futbolísticos (que también), mas sobretodo de régimen social y emocional, dado el colosal impacto que tendrá el resultado para uno de ellos. O bueno, para los dos en caso de empate y victorias de Milan y Genoa. Todo por decidir, la última jornada de Serie A no decepcionará, eso seguro.
ALINEACIONES PROBABLES
INTER (4-2-3-1) Handanovic; D’Ambrosio, de Vrij, Skriniar, Asamoah; Brozovic, Vecino; Politano, Nainggolan, Perisic; Icardi
EMPOLI (5-3-2) Dragowski; Di Lorenzo, Maietta, Silvestri, Dell’Orco, Pajac; Acquah, Bennacer, Traore; Caputo, Farias