El Inter se hace con los tres puntos en su debut liguero con Denzel Dumfries apareciendo de bombero en un incendio en el que se metieron los ‘nerazzurri’. El holandés marcó en el último segundo el 1-2 y tapa los problemas, por el momento, de los de Inzaghi.
Todo pese a que la primera mitad fue mayormente un monólogo del Inter. Un monólogo condicionado con un gol de Romelu Lukaku a los noventa segundos de empezar. No había una sensación de peligro para los interistas en el primer tiempo. Dominaban, se acercaban al área del Lecce sin crear un gran número de ocasiones, tenían el resultado a favor, el Lecce no juntaba dos pases consecutivos, robaban y volvían a tener la posesión.
Pero la segunda mitad fue otra historia. El Lecce, tras la charla de Marco Baroni en vestuarios, salió de una manera totalmente distinta. Fueron de menos a más recuperando la posesión, aunque tampoco sin dominar del todo, pero lo suficiente para poder contragolpear. Y en uno de esos contragolpes es donde pusieron el 1-1. Recuperó Assan Ceesay, el nuevo punta del Lecce que el año pasado generó 31 goles en 32 partidos con el Zurich, combinó con Di Francesco y cuando se quedó ante Handanovic no perdonó con un disparo cruzado. Y pese al 1-1, el Lecce iba creciendo.
Sin embargo, otra vez el Inter dominó en el final del partido. Metió Inzaghi a Mkhitaryan, Dzeko y a Dumfries y atacaron a la desesperada. Y en esa desesperada no pararon de generar ocasiones. Ocasiones que entre Wladimiro Falcone, Morten Hjulmand y Federico Baschirotto impedían que llegaran a gol. Hasta que apareció al rescate Denzel Dumfries en el último segundo para hacer el 1-2. Remató un córner que puso Barella y peinó Lautaro para darle al Inter los primeros tres puntos de la temporada.
Finalmente el Inter ha ganado, pero preocupa. Falta juego, sobre todo en la zona de tres cuartos, echan de menos a Edin Dzeko y en defensa con muy poco les marcan. Inzaghi tiene trabajo.