Terrible. Día complicado para Franck Ribéry ayer. Se marchó tocado del encuentro ante el Parma, con molestias en el tobillo. Además, al regresar a Florencia descubrió que habían robado en su casa, llevándose joyas y otros objetos de gran valor.
El propio futbolista subía a sus redes sociales el estado en el que había quedado su casa después del paso de los ladrones. Y decía: «Después de la victoria contra el Parma, regresé a mi casa. Mi casa en Italia, el país en el que decidí continuar con mi carrera después de tantos años en Múnich. Esto es lo que encontré… Mi esposa perdió algunos bolsos, algunas joyas, pero gracias a Dios nada esencial. Lo que me molesta es la impresión de estar indefenso, de bajarme los pantalones, y esto… ¡No lo acepto! Mi esposa e hijos están a salvo en Múnich, pero ¿cómo puedo estar tranquilo hoy? ¿Cómo podemos sentirnos bien aquí? Siempre corro detrás de una pelota, porque es mi pasión. Pero, pasión o no, mi familia se adelanta a todo y tomaremos las decisiones que serán necesarias para nuestro bienestar».
El futbolista francés, visiblemente enfadado, tuvo que ser calmado por el propietario de la Fiorentina, Rocco Commisso, que declaró lo siguiente: «Lo siento mucho y estoy impresionado por lo que sucedió anoche en casa de Franck Ribèry. Todos nosotros estamos muy cerca de Franck y su hermosa familia. Estas son situaciones que, además del daño económico, representan verdaderos traumas para quienes los sufren, ya que te faltan bienes personales y emocionales que nada ni nadie puede reemplazar, pero sobre todo te falta la serenidad que cada uno de nosotros debe tener cuando deja a su familia, su esposa o sus hijos en casa. Haremos todo lo posible para que Franck recupere la tranquilidad necesaria, y nos enfrentaremos a este momento muy malo con él. Estoy seguro de que los florentinos también estarán al lado de Franck, haciéndoles sentir su gran afecto y amor por nuestro gran campeón».
