Capitán del Genoa, mando del ejército… y víctima de la guerra

La historia de Luigi Ferraris relata una de las tantas carreras que se vieron truncadas por causas extra-deportivas. En su caso, sin embargo, no fue una lesión o un bajo rendimiento lo que le hiciese colgar las botas, sino uno de los conflictos más sangrientos de la historia: la I Guerra Mundial.

Normalmente, al oír el nombre de Luigi Ferraris se nos viene a la cabeza el estadio que comparten Genoa y Sampdoria. Pero, ¿qué supuso la figura de Ferraris? ¿Por qué lleva su nombre el estadio genovés? Lo cierto es que Luigi Ferraris fue uno de los primeros jugadores del decano italiano, el propio Genoa, fundado en 1893. Ferraris ingresó en el filial del Genoa en 1902, cuando tenía sólo 15 años. Eran otros tiempos.

En 1904 alzó su único trofeo oficial, la liga de reservas, en la que competían todos los filiales italianos. Dos años después dio el salto al primer equipo del Genoa. Pronto se convirtió en uno de los líderes del equipo, lo que le valió para hacerse con el brazalete de capitán.

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Debutó precisamente contra el Andrea Doria, semilla de la actual Sampdoria. Disputó un total de 35 partidos entre 1907 y 1911, año en el que dejó el fútbol con sólo 23 años. No consiguió levantar ningún trofeo con el primer equipo rossoblù. Pasaron tres años, y de repente la vida le cambio a él y a miles de millones de europeos, cuando en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. Luigi Ferraris ingresó en el ejército de la aliada Italia como voluntario. Fue creciendo como militar hasta alcanzar el rango de teniente.

No obstante, la guerra no le dio un buen fin a Ferraris. El 23 de agosto de 1915, durante una misión cerca de Génova, el antiguo capitán del grifone fue abatido y murió allí mismo. Sólo tenía 27 años cuando el inhumano conflicto acabó con su vida. Luigi Ferraris no fue el único rossoblù entre los millones de combatientes muertos en la Gran Guerra. También perdieron la vida futbolistas como Adolfo Gnocco, Claudio Casanova o Alberto Sussone, que habían jugado con él en el Genoa.

El club quiso acordarse de su antiguo capitán en su 40 aniversario. En 1933, el estadio fue renombrado como “Stadio Luigi Ferraris”. Anteriormente el estadio era conocido como Marassi, por el barrio en el que se localizaba el complejo, y todavía hoy hay mucha que mantiene esta denominación.

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Paradójicamente, tras rebautizar el estadio con el nombre del teniente Ferraris, el Genoa sufrió su primer descenso a la Serie B. Eso sí, sólo le bastó un año para recuperar la máxima categoría.

Además de en el Genoa, Ferraris también dejó huella en el ejército. La armada le concedió la medalla de plata al mérito militar el mismo año de su muerte. Esta medalla está enterrada actualmente bajo la portería del fondo norte del estadio que lleva su nombre.

Una de las millones de historias dramáticas que dejó la Gran Guerra. Un conflicto ajeno a muchos de los afectados que se llevó por delante la vida de una de las mayores leyendas del club más antiguo de Italia.

 

El nacimiento de una rivalidad: Milan vs Inter

La rivalidad entre Milan e Inter se ha constituido como una de las más enconadas a lo largo y ancho del planeta fútbol. Sin embargo, no todos conocen cómo se gestó esta competencia hace más de cien años, cuando el escepticismo de un rossonero le llevó a fundar un nuevo club.

Por todos es conocida la encarnizada rivalidad vigente entre los dos clubes de Milán. El Internazionale y el AC Milan, dos clubes clásicos de las altas esferas del Viejo Continente, forman la que seguramente sea la rivalidad más famosa del planeta. Sin embargo, no son tan recordados los actos que originaron la fracción de la Milán futbolera en dos partes: la nerazzurri y la rossoneri. Dos gamas cromáticas que han coloreado tantas veces la Piazza del Duomo de la capital lombarda.

Allá por diciembre de 1899, los ingleses Alfred Edwards y Herbert Kilpin fundaron un club que trasladaría el apogeo del balompié a Milán. Lo llamaron Milan Cricket & Football Club y, como su nombre indica, tenía secciones tanto de fútbol como de críquet.


Este equipo fue la semilla del actual AC Milan. La plantilla estaba integrada esencialmente por milaneses e inmigrantes británicos. El Milan empezó pronto a llenar sus vitrinas: en algo menos de una década conquistó tres Scudetti y tres medagli del Re. No obstante, en el seno del club se empezó a valorar la opción de “eliminar los aranceles” y acoger a futbolistas de todas las nacionalidades en el Milan. La mayor parte de los socios se negó a esa escéptica propuesta.

Fue entonces cuando 44 socios decidieron abandonar el Milan. Estos disidentes, liderados por Giorgio Muggiani, fundaron en 1908 el Internazionale: un club que, fiel a su nombre, se caracterizaría por la política de captación internacional que difería a aquella del Milan.

En este punto de la historia, Milán se dividió entre rossoneri y nerazzurri. El Milan gozaba del apoyo de la mayoría de la clase obrera, mientras que el Inter contaba con el favor de la aristocracia y las esferas de poder. Esta división acabó evolucionando hasta la era contemporánea, cuando ha habido motivaciones políticas en esta rivalidad. El Milan era visto con mejores ojos en la derecha, debido a Silvio Berlusconi; mientras que el Inter disfrutaba de mayor reconocimiento en la izquierda, gracias a Massimo Moratti.


De todas formas, el máximo rival del Milan no era el recién nacido Internazionale, sino otro equipo llamado Unione Sportiva Milanese. Aun así, hubo contacto deportivo: Milan e Inter disputaron su primer enfrentamiento el 18 de octubre de 1908, en Chiasso (Suiza). Los rossoneri vencieron por 2-1.

Fue durante la dictadura fascista de Mussolini cuando empezó a fraguarse esta rivalidad. El Inter fue presionado por el régimen para fusionarse con la US Milanese en 1928, equipo que sí que mantenía un antagonismo con el Milan. El Inter adaptó este pensamiento y empezó a ver a los rossoneri como su rival.

Otro punto de interés es el Stadio San Siro, o Giuseppe Meazza. El Milan fue el propietario del estadio desde 1926 hasta 1935, cuando fue adquirido por la comuna (equivalente italiano de “ayuntamiento”). En 1947, el Inter también empezó a usar el estadio como local. La rivalidad se popularizó por tener sede en un único estadio.

Así es como surgió la mayor rivalidad de Italia: una escisión en el, hasta entonces, único club de la ciudad, que formó una nueva escuadra. Un matrimonio divorciado que fue evolucionando, cada uno por su lado, hasta llegar a dominar Italia y Europa.